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El crecimiento en grosor de las ramas y tronco es posible
gracias al cambium que es el
tejido que hay bajo la corteza y se puede ver claramente despegando dicha corteza. Lo que estamos despegando es corteza pero también otra
parte que se llama floema, y
que es el tejido formado por los conductos que transportan la savia elaborada. La superficie de la madera que vemos al despegar la corteza
es el cambium y está formada por una sola capa de células meristemáticas; por
debajo de él están las células de xilema, los conductos que transportan la savia bruta. El resto de capas más internas es tejido incapaz de regenerarse
y sirve a la planta como sostén y de transporte en su anillo más exterior.
El cambium es el único tejido que puede cerrar una
herida que provocamos después de un corte, formando una especie de labio
perfectamente visible que crece, o trata de crecer, por encima de la superficie
en que hemos hecho el corte. Ese labio perimetral se denomina callo cicatricial y es imprescindible que se forme para evitar
infecciones y pudriciones en la madera de la planta. Si se le deja formar
correctamente, no es necesario, sino más bien perjudicial, el uso de pastas
cicatrizantes.
El crecimiento en longitud de
las ramas se produce gracias a las yemas. Las yemas del
año se sitúan en las axilas de las hojas o en el ápice de la rama y brotan o no
en función del equilibrio hormonal existente en la rama a la que pertenecen.
Cualquier corte hace variar ese equilibrio hormonal y esta es la base de muchos
métodos de poda.
Las yemas del año que no brotan se quedan embebidas en
la madera y se convierten en yemas latentes . Estas
yemas solo brotarán si la planta lo necesita, cuando la planta se encuentra en
una situación crítica como puede ser la brutal carencia de ramaje consecuencia
de un desmoche. En estos casos de carencia de ramaje, la planta no puede
sintetizar el alimento necesario para sobrevivir y utiliza los recursos
disponibles para su supervivencia. A
diferencia de las yemas del año, estas yemas latentes no están sujetas a
equilibrio hormonal, lo que hace que broten de manera desordenada sin respetar
la forma natural de la planta.
En una planta hay yemas que al crecer sólo darán ramas y
hojas, tejido vegetativo, llamadas por ello yemas vegetativas, y otras que darán flor, llamadas por
ello yemas
florales. Es imprescindible
conocer bien la planta que vamos a podar y distinguir entre uno y otro tipo de
yema para conseguir el resultado deseado.
Palma Martín Gutiérrez
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